viernes, 9 de enero de 2009

Blue Velvet. 1986 (David Lynch) La extraña cotidianidad.



Blue Velvet es una película especialmente desasosegante. Entre otras cosas porque habla del lado oculto y oscuro de lo cotidiano. Una cotidianeidad que, a veces, presenta una cara tranquilizadora y políticamente correcta que puede caer fácilmente en lo edulcorado. Por ejemplo un bombero saludando con la mano sonriente. En la primera secuencia del film está sonando la conocida canción “Blue Velvet” interpretada por el cantante “crooner” Bobby Vinton, que con voz cálida interpreta los primeros versos:

She wore blue velvet
Blue than velvet was the night
Softer than satin was the light
From the stars
She wore blue velvet
Bluer than velvet were her eyes
Warmer than May her tender sighs…/…


El cielo del pueblo es de un azul intenso. Las casas son de color amarillo, verde, ocre, todo el pueblo es un verdadero catalogo de colores. La atmósfera es tranquila mientras vemos imágenes cotidianas.
El guardia que detiene el lento trafico para dejar pasar a los escolares. Las mujeres que cuidan de sus verdes jardines, mientras pasa con parsimonia por la calle principal el camión de bomberos. Bobby Vinton continúa sonando y confirmando que todo es normal y hasta luminoso. Descubrimos a Jeffrey regando las plantas de su jardín, por la ventana vemos que la televisión está encendida.

Pero todo lo cotidiano va a cambiar. Analizando una de las obsesiones de David Lynch, vemos que lo que está detrás de lo normal es tan real como la vida misma. La manguera de Jeffrey se enreda hasta el punto de bloquear el agua. En la televisión una mano empuña una pistola. El peligro se cierne. Jeffrey sufre repentinamente un ataque de corazón y cae al suelo. Nadie lo puede socorrer porque está solo. Mientras la amable melodía de Blue Velvet continúa sonando y dando un toque surrealista a una situación que se ha convertido en un drama. Escuchamos la aterciopelada voz de Vinton que ya nos parece una pesadilla, mientras el cuerpo de Jeffrey yace en el suelo y sus perros están bebiendo el agua que todavía sale de la manguera. La canción va desapareciendo en “fade out” mientras la cámara hace un acercamiento al césped con una lente macro y nos muestra a cientos de insectos que habitan en la hierba. El sonido irreal de los insectos es como si estuviéramos escuchando la circulación sanguínea de algún organismo vivo. Es un sonido espeluznante. Los insectos se devoran entre sí, produciendo una sensación de canibalismo muy inquietante. Este es el epilogo de la secuencia de los títulos de inicio del film.

La idea de David Lynch es que el peligro que siempre esta subyacente en nuestras vidas, finalmente se ha materializado. Para conseguir este objetivo Lynch yuxtapone la imagen de cotidianidad con el submundo salvaje. Para ello la utilización de la canción “Blue Velvet” que da titulo al film resulta clave. En primera instancia la canción juega a favor de una realidad establecida. Pero después esa feliz melodía se torna ácida y hasta hiriente, generando mucha inquietud en el espectador cuando esa realidad cambia radicalmente. La misma música de fondo la hace insoportable. Seguramente el director no hubiera conseguido un efecto tan dramático de otra manera, ni aún utilizando otra música más dramática.


* El Montaje Musical en Televisión (C) 2007

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